La Espada
de Bolívar

(Espada del Perú)

Obsequio de la Municipalidad de Lima al Libertador, en 1825.

Texto del Dr. Arístides Rojas
publicado en El Cojo Ilustrado,
N° 14, Año 1,
de fecha 24 de Julio de 1892

La vaina es, en su totalidad, de oro macizo de 18 quilates, con una de sus caras cincelada, en la cual sobresalen elegantes y variados dibujos. En la parte superior de aquella, en los bordes de la entrada de la hoja, figura la siguiente inscripción: “C. Freyre — Comisionado —Año de 1825”; y en la parte inferior hay una serpiente de nueve pulgadas de largo y ojos de rubí, que la abraza. El peso de la vaina, es más o menos de sesenta y cuatro onzas.

La hoja de acero grabada al estilo de Damasco tiene en el reverso la siguiente inscripción: “Simón Bolívar” – “Unión y Libertad” — “Año de 1825″; mientras que en el anverso se lee: “Libertador de Colombia y del Perú” — “Chungapoma me fecit en Lima”. Cada una de estas inscripciones está separada por dibujos alegóricos, como trofeos de armas, laureles, genios, etc., etc., todos hechos al estilo damasquino.

La guarnición de la espada es de mérito artístico sobresaliente. El pomo lo constituye un bello busto de oro macizo, el Genio de la Libertad, coronado del gorro frigio. Al contemplar el busto sobresale por su brillo el gorro formado de brillantes graciosamente colocados, sobre todo, el superior, de tres y medio quilates, que esta circundado por una corona de laurel compuesta de diamantes. El gorro contiene 155 piedras.

La empuñadura tiene la figura de dos pirámides de oro macizo truncadas y unidas por sus bases. Cada pirámide de cuatro caras, sobresale por las diversas obras que en ellas se ostentan.

En la pirámide superior llama la atención por una de las caras el escudo de armas del Perú, en relieve, que lleva arriba una corona de laurel tachonada de treinta brillantes. En el reverso de esta pirámide se ve un trofeo de armas sostenido por dos cuernos de la abundancia, en relieve, que se derraman en cascada de brillantes. En los otros dos lados, se tocan en su parte media, dos racimos de palmas que penden de cada extremo, y que simulan lluvia de estrellas que desciende.

 

 

La pirámide inferior tiene en el anverso la dedicatoria siguiente: “El Perú a su Libertador” sobre fondo mate y con letras en relieve; el todo circundado por una cinta de treinta brillantes. En el reverso están el laurel y la oliva en relieve, sobre fondo mate, circundados por otra cinta de treinta brillantes; mientras que en los otros dos lados se ostentan racimos de piedras a manera de festones.

Las dos pirámides están unidas por sus bases por medio de una cinta de dieciocho brillantes de primer orden, sobre los cuales juega el rayo de luz de una manera que cautiva la mirada; y en sus extremos, están igualmente dos cintas de brillantes, tan notables como los del centro; el conjunto produce sorprendentes efectos de luz.

Uno de los gavilanes de la cruz tiene por cada lado un brillante de primera clase; en el gavilán opuesto que remata en forma de voluta, sobresale de cada lado una constelación de brillantes.

La cazoleta es un trabajo riquísimo, y la constituye una masa de oro macizo en figura de escudo que detiene la mirada, no sólo por los brillantes que contiene, sino por la bella escultura que sobresale en su centro. Un grupo de dos indios de oro mate en relieve, sostiene con dos manos un asta que lleva el gorro de la libertad, mientras que empuñan con las manos libres dos banderas, también en relieve. Los penachos que adornan la cabeza de los indios y el gorro son de brillantes hacinados, que aparecen como tres constelaciones sobre la hermosa masa de oro. A derecha e izquierda de este grupo, hay dos palmas de laurel tachonadas de brillantes y más al exterior y partiendo de la base de las palmas y de la parte inferior de la cazoleta, se destacan dos hermosísimos cuernos de la abundancia; ambos engastados de brillantes, rematan por dos grandes brillantes de dos quilates cada uno.

En la unión de la cruz con la cazoleta sobresale un cintillo que contiene 34 brillantes.

 

De la parte inferior del pomo se desprende un dragón de oro que lleva dos brillantes en la enroscada cola, dos rubíes por ojos y una corona de 16 brillantes en la cabeza; sostiene con su boca un florón de espigas de oro montadas de brillantes que va a encontrarse con otro florón igual que parte de uno de los gavilanes. Al unirse los dos florones para formar el arco de la empuñadura, aparece un medallón orlado de brillantes por ambos lados que guarda en su centro estas iniciales S.B. superpuestas; ambas están formadas de brillantes aglomerados.

El pomo, las pirámides, la orla de la dedicatoria, las palmas, los laureles, los cintillos y la cazoleta constituyen un conjunto de más de 800 estrellas, perfectamente colocadas de manera tan bella como simétrica.

 

El broche del cinturón que acompaña esta espada es una placa solida de oro en forma de rectángulo, de 4 y media pulgadas de largo por 3 y media de ancho. Tiene en el centro un gran sol en relieve, con trece rayos que remata cada uno con un brillante. En el centro de sol están las iniciales S. B. formadas por 32 diamantes y orladas en una guirnalda de 73 brillantes. Más no termina aquí la belleza de este broche. Casi abarcando los extremos de los rayos del sol, aparecen dos festones de laureles y palmas formados de brillantes que parten de la parte inferior central del broche, unidos en sus extremos por un lazo de rubíes. Por último, la pieza está guarnecida en su contorno de un cintillo que contiene 184 brillantes. El broche sólo consta de 496 brillantes. El cinturón se compone de tres franjas de grana bordadas en oro con tres cargadores y tres hebillas de oro.  El total de los brillantes que brillan esta célebre espada llega a 1.380. […] 

Esta obra está considerada como una de las espadas más notables que existen en el mundo, por la riqueza y calidad de las piedras, las esculturas y todo el trabajo artístico […] hace honor al joyero que la construyo, al país que dispuso de ella y a la época en que fue ejecutada.

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